Cada vez que pienso en ella me dan ganas de abrazarla, cuidarla y mimarla, acariciarla y arroparla, de amarla, y cuando veo que se acerca, que la tengo delante de mí y la puedo hacer mía, despierto.
Sus ojos, como la arena del desierto. Son dunas que me hipnotizan y me ascienden hasta su pálida piel, suave, única. Piel aterciopelada que me arropa por la noche cuando me entra miedo y me dice; "Tranquilo, todo irá bien.". Su pelo cae sobre sus hombros como las olas del mar acarician las rocas, y su sonrisa es como el reflejo de la luna en el agua con el mar en calma.
Hoy sé que quiero tenerla junto a mí, hacerla mía y fundirnos juntos como dos gotas de agua se unen en una sola. Deseo besarle, morderle i acariciarle el cuello y sentir "cositas" en el estómago.
No sé si hoy soñaré que la tengo, pero cuando lo haga sé seguro que no querré despertar. Jamás.